Yo no soy llorona.

jueves, 15 de mayo de 2008

Como dije por ahí (por ahí, señor, señora significa en la parte superior derecha del blog), hace un mes y medio me sucedió algo (no sea ansioso, si cuento todo el primer día no tiene gracia, pero igual no se haga muchas expectativas, no es nada del otro mundo. Bueno, sigamos...), me sucedió algo que me lastimó un poco. Yo soy una mujer fuerte, que siempre va al frente; no soy facil de vencer y mucho menos de lastimar, y es milagroso (o casi) si alguien logra hacerme llorar. Yo no lloro.
Hay gente que es llorona por naturaleza, pueden llorar con una película romántica (nunca vieron "Los puentes de Madison" con un llorón? Ahh! no les recomiendo esa experiencia, puede ser traumática, sobre todo si usted tiene pisos de madera, como yo, y quedan inundados por un mar de lágrimas... Ok, perdón, sigamos) o pueden llorar con una mariposa blanca que vuela libremente hasta morir estampada contra un parabrisas. Sí, hay gente llorona. Bueno, yo no. Yo miro una película que en teoría produce tristeza y me río. Y no es que me río tímidamente, a escondidas. No, me río de verdad, con ganas y hasta con fuerzas. Sí, señor, a carcajadas. Ver a ¿Jack? morir congelado mientras le salvaba la vida a la ricachona esa, con cara de nada, en el océano congelado de vaya a saber uno dónde, en Titanic, a mi me hizo doler el estómago de la risa que me dió. No podía creer que ese muchacho cometiera semejante esupidez, no podía esforzarse más para subier a ese viejo armario de madera? Bueno, no importa. Sigamos.
La cosa es que a mi no me gusta llorar, no creo que haya cosas que justifiquen semejante acto. Soy dura, sí, y me gusta serlo. Me encanta mi trabajo, pensar el 99,9% del tiempo en mi trabajo y que no haya cosas que me distraigan. Pero lo que me pasó hace un mes y medio me afectó. Y no así nomás. Me dolió, tanto que sentí, de pronto, que mi vida estaba atravesada por un terremoto. Y mi trabajo se vio afectado. Y ahí no! Ahí no señores! Con mi trabajo no se metan. Eso es intocable. Alguien me dijo (vir, una GRAN amiga) que me estaba guardando el dolor y por eso brotaba por otros ámbitos (no le critiquen la frase, ya sé que es un poco cliché, pero eso no significa que no sea cierta). Me dijo que tenía que compartir el dolor. Compartirlo. Ajá...
Y como los blogs se pusieron de moda (aunque MUY pocos me gustan) decidí hacerme uno, y compartir el dolor con totales extraños. Sí, como usted señor y señora que no sabe por qué está aquí leyendo.
Entonces voy a compartir mi dolor (y espero que las cosas buenas que me pasen también) con todos ustedes. ¿Por qué? Porque soy egoísta y lo único que quiero es que mi vida vuelva a la normalidad, para no tener que volver a llorar nunca más por el IDIOTA, IMBÉCIL Y MAL PARIDO que hace un mes y medio me rompió el corazón!!! Si, señor, nunca más!

4 Dejaron comentarios. DEJE EL SUYO!!!:

Anónimo dijo...

Hola Linda!!! Jaja, seguiste mi consejo, muy bien!!!!

Espero que te sirva, yo te voy a leer. BESOS!!!

Te quiero, Vir

Anahí (la descarriada) dijo...

Gracias Vir!!

Besos, nos vemos

Dago dC... dijo...

JA, empece mi blog como una forma de canalizar y hacer catarsis, porque me pasa exactamente lo mismo, odio cuando las cosas personas se involucran en mis asuntos profesionales, y la verdad es una buena manera de descargar...
Por favor! no me digas señor... please! jajaja! Besos, y seguire la lectura...

MEC dijo...

Con respecto a Titanic, te cuento mi experiencia: debo ser uno de los pocos que se levantó de la butaca en el cine antes del final. El tema es que decidí ver la película unas horas antes de viajar, y como no pensé que la película era tan larga en plena catástrofe del hundimiento se me hizo la hora de irme. Así que mientras Jack realizaba su sacrificio kamikaze, y mientras todos lloraban a moco tendido, yo pasé a la historia de toda esa gente como el hombre de piedra. Sólo por sensatez, me dije a mi mismo: "mejor esperá que Jack se hunda un poco más, y después si te levantás". Así que cuando Jack se hundió unos 25 metros, me levanté y pidiendo permiso salí de la sala mientras la gente se secaba con pañuelos, uno de los momentos de la vida en que uno se siente un alien...(se ve que no estabas en la sala porque no se reia nadie).